viernes, 19 de septiembre de 2008

Contemplación de la Piedra

Sí, lo sé, se supone que el tiempo de contemplación que viví haya servido para acercarme a Dios. El resultado está claramente influenciado por una situación que me mantenía la mente y el corazón nublados. Pero uno no debería aislarse de la realidad para escuchar Su voz, sino por el contrario, tratar de verlo y encontrarlo a través de las situaciones que nos ocurren, de las alegrías y las penas que nos ocupan a diario.

Precisamente eso fue lo que me ocurrió. Y la claridad de pensamiento que me fue regalada vino acompañada de lágrimas y finalmente de paz (creo que lo contrario de la tristeza no es la alegría, sino la paz).

Poco a poco voy entendiendo que todos estamos de paso en esta vida en un lento y largo aprendizaje sobre el amor. Y que la mayoría de las veces nuestras desolaciones vienen porque no pasamos un examen o no entendimos una clase. Pero las clases siguen, sólo que cambian los temas, o acaso los profesores. Y los alumnos seguimos cometiendo errores en nombre del amor.

La pregunta sería entonces, ¿Cómo saber si estoy aprendiendo a amar de verdad? La respuesta es sencilla, pero muy fuerte: Aprende a amar como El dueño de esta escuela de la vida. O sea...
El quiere siempre lo mejor para mí, pero a la vez me da la libertad para que sea yo mismo quien lo procure. Sabe que lo necesito, pero a la vez quiere que yo crezca, y me ayuda si se lo pido. En todo momento me ama, sin importarle mis imperfecciones ni mis errores. Y si me alejo de El, cuando regreso me sigue amando sin reproches ni exigencias. Sólo amor.

Por eso El quiere que crezcamos hacia adentro y que purifiquemos nuestra intención, para que podamos ver el reflejo de Su amor (ágape) en el rostro de un amigo o familiar (philos) o en el rostro de una persona en específico (eros). Siempre recordando que son reflejos, nunca la fuente original del amor.

¿Las dudas sobre esta clase que estoy tomando? Van desapareciendo poco a poco. ¿Mi nota en el examen? Sólo puedo decir que me guayé, y que aún me estoy sobando, porque duele. Pero es un dolor acompañado, y que adquiere sentido cuando se vive al lado del Matatán, ese que me está tendiendo Su mano para salir del atolladero...

Contemplación de la Piedra

No puedo cambiar la piedra,
seguirá siendo una piedra
de superficie rugosa
y de aristas imperfectas,
con un interior tan duro
como dura es su apariencia.

Sólo el paso de los años
con el viento y la marea
podrá lograr que se alise,
que se rompa o que se mueva,
pero quizás para entonces
no estaré yo para verla,
o simplemente en mi vida
existirán otras piedras.

No puedo entender la piedra
ni su corazón de piedra,
ni puedo hacerme de piedra
para entender a la piedra,
ni apartarla de su mundo
para dejar de ser piedra.

Sólo tengo que aceptarla
y asumirla como piedra:
dura, firme, seca, inmóvil,
igual que las otras piedras;
sin ver en ella un tropiezo,
ni utilidad, ni herramienta,
ni ornamento, ni tesoro,
ni una pared en potencia,
ni vestigios de montaña.
Es solamente una piedra.

No puedo cambiar la piedra.
No puedo entender la piedra.
Tan sólo debo aceptarla,
tan sólo puedo quererla.
Y tal vez así yo logre
desprenderme de la piedra,
de todos los sentimientos
que me produce la piedra,
de mi sueño, de mi idea
y mi concepto de piedra,
de pensar que acaso es mía
o que debo protegerla,
o esperar a que algún día
se convertirá en arena.

No puedo cambiar la piedra
ni puedo entender la piedra,
pero puedo amar la piedra
a pesar de que sea piedra,
o tal vez precisamente
debido a que es una piedra.

Así sabré finalmente
porque estoy ante esta piedra
y la veo tan fijamente
hasta que dejo de verla.
Entonces cierro los ojos
para que su imagen vuelva,
Los aprieto firmemente;
cuando los abro de vuelta
me doy cuenta de repente
que estoy dentro de la piedra.

3 comentarios:

Diggi dijo...

Simon,
siempre he escuchado amar hasta que nos duela...
y el leer Contemplacion a la Piedra, me ha hecho recordar el hecho por el cual en cierta ocasion de mi vida acepté la alegria que EL Perdon traeria a mi vida al brindarlo y aceptarlo...al leer este bello escrito tuyo, he recordado mi amor eterno a mi papá, y me he sentido feliz, pues aveces me pregunto cómo le explicas a una persona que no eniende de Dios el hecho de amar a alguien a pesar de tales situaciones, y aqui, en tu escritura, uqe nace en ti por situaciones para nada similares a la que sabes que me refiero, aqui he encontrado esa respuesta.

Amo porque amo... porque para ello fui creada, porque el Dueño de la escuela de la vida ama sin reproches, sin exigencias, sin mirar imperfecciones ni errores; amo aunque me duela porque

" No puedo cambiar la piedra
ni puedo entender la piedra,
pero puedo amar la piedra
a pesar de que sea piedra,
o tal vez precisamente
debido a que es una piedra..."

...Hoy Simon he venido a leerte como cada vez, y me he sentido dichosa de recibir por medio de tus palabras una sonrisa que quizas esperaba, unas lágrimas que no imaginaba y una enseñanza que buscaba pero que ignoraba encontraria aqui.

Hoy al leerte he sonreido pensando en lo bello que es recordar a mi padre y saber que lo ame, lo amo y lo amare por siempre.

Gracias del alma, Te Quiero y te felicito por que simplemente, como te he dicho tantas veces ERES UNICO, Bendiciones !

Anónimo dijo...

Que Pedraaaaaa!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Que Pedraa!