viernes, 24 de octubre de 2008

Baggage Claim

Sólo para gente inteligente que sabe ver las cosas en más de una dirección. Empieza a leer...

Aún sin saber cuándo, en lo más profundo de su ser ambos sabían que se volverían a ver.

Había llegado el momento de darse su "último primer beso", como decía la canción que tanto les gustaba.

Entre toda la gente del aeropuerto, ella se le acercó, con el corazón latiéndole fuertemente ahora que estar juntos era una cuestión de segundos. Se dirigió a donde él estaba y lo tomó por sorpresa. Le sonrió, con una sonrisa que ya él había soñado en su mente durante mucho tiempo.

Aunque era cierto que él estaba esperando a alguien que nunca llegó, al verla aproximarse se sintió dichoso. Cuando vio en los ojos de ella tan puro sentimiento, sus propios ojos se le aguaron, pues en ese momento su corazón que no sabía mentir le dijo que la quería.

Ella fue a recoger su equipaje, pero él lo tomó por ella. Aquel simple gesto tenía un significado especial para los dos.

“Nunca nadie me había sorprendido como lo has hecho tú”, le dijo él.

Se abrazaron largamente, él le decía que no se fuera más, aunque ella apenas estaba llegando a su vida. Luego, en el estacionamiento, se dieron un prolongado beso que fue interrumpido por las risas de los dos.

Esa noche tuvieron una cena inolvidable. El estaba cortés y amable como a ella le encantaba. Ella era cándida y genuina, tal como a él le gustaba. Estaban realmente enamorados y apostando a ese amor contra mil obstáculos.

Y entonces hablaron largamente, de cosas profundas, de cosas sin importancia, pero felices de estar juntos. Luego se fueron a la cama, se abrazaron una vez más, se miraron a los ojos e hicieron el amor con amor, con tanta ternura como si sus cuérpos fueran frágiles, como si se fuera a romper un hechizo, ese que los unía aún a través de los kilómetros y las semanas.

Y de repente el mundo dejó de girar, el tiempo se detuvo. Y pasaron esa noche muy unidos, sabiendo que siempre podría ser la última, y en consecuencia entregando todo lo que podían al otro y disfrutando de la compañía mutua, aún a pesar de las batallas internas que cada uno libraba.

Con paso del tiempo, la intensidad de él había ido bajando, y ella en cambio se había ido enamorando más y más. El bajo perfil que ella conservaba al principio había desaparecido, pero ahora él era quien había adoptado una posición más reservada en la relación.

El optó por callarse. No quería herirla más de lo que lo había hecho. Pero era precisamente esa lejanía la que la mataba lentamente.

“Necesito saber qué ha pasado, necesito respuestas”, le dijo ella con el corazón roto.

“¿Por qué simplemente no sueltas todo? Olvídame”, le expresó él con una dureza aparente que ella sabía que era parte real, parte mecanismo de defensa.

Después de un largo silencio, las palabras salieron ahogadas de su boca. “Probablemente traje mucho equipaje”, dijo ella, “No debí dejar que lo cargaras tú”.

El le lanzó la frase fría e inesperada antes de voltearle la cara: “Cuando llegaste, en realidad yo estaba esperando a otra persona”.

Sólo para gente inteligente que sabe ver las cosas en más de una dirección. Empieza a leer...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo para gente inteligente que sabe ver las cosas en más de una dirección. Empieza a leer...


Mi post favorito, hasta ahora...

Anónimo dijo...

LO ENTENDI, LO ENTENDI! EUREKA!