lunes, 14 de mayo de 2007

318,136,220 Bocanadas de aire

Cada día tal del mes tal de cada año festejamos nuestro nacimiento con los amigos y la familia. Celebramos que seguimos vivos. Y nos desean “muchas felicidades”, así en plural. Es el día de pasar inventario, de pararse en el camino y revisar el mapa. Hay quienes detestan ese día, pero a mí me encanta dejarme querer y coleccionar bendiciones.

Los gringos no celebran que se alcanzó otro año, sino que conmemoran el natalicio, por eso celebran el birthday. Aunque en realidad cada vez que lo hacemos estamos más cerca del deathday. Y bueno, ese día del nacimiento es un día especial para uno. Yo hice una búsqueda en la web para saber qué hecho relevante había sucedido el día en que nací, y excepto que ese día se estrenó en NY la pelicula "Let It Be" de Los Beatles, no hubo ningún evento memorable.
Sé por lo que mi mamá escribió en el libro del bebé que la canción “Por Amor” y la minifalda eran las modas del momento, que Balaguer era presidente y que en unos días más habría elecciones. Mi mamá también escribió sin saber lo que predecía: “Tiene poco pelo y come con apetito cada tres horas”, ¡oh, cruel destino!

Son los mismos gringos los que dicen que uno ES los años que tiene de viejo (I am 37 years old). Me gusta más en español, donde uno celebra que puede cumplir años y éstos años son una valiosa posesión (tengo 37 años). Aunque se cuenta que Aristóteles decía, "Tengo los años que me faltan por vivir, porque los ya vividos, no los tengo más”. El Ari sería muy sabio, pero no le veo ninguna gracia. Prefiero irme con la teoría del convaleciente maestro Morris, de “Martes con mi viejo profesor”, el cual decía: “Tengo tres años, tengo cinco años, tengo 37, tengo 50… He pasado por todas estas edades y sé cómo son (…) ¡Piensa en todo lo que puedo ser! Tengo todas las edades hasta la mía.”
Quedan en el aire las preguntas de si yo tengo 37 años o si estos años me tienen a mí, de si los tengo en realidad o si se me han ido de las manos, y claro, la clásica pregunta de si es un año más de vida o un año menos.

Mi amigo Dubert, por otro lado, decía en una de sus últimas enseñanzas en vida que el tiempo hay que medirlo en días, como los antiguos, entre la salida y la puesta del sol, pues cada día era un precioso tesoro. Si esto es así, yo celebré el domingo que había llegado a 13,808 días, contando bisiestos y las 42 semanas con atraso que pasaron desde mi concepción. Vamos a ser más jodones, y hagamos de cuenta que cada vez que respiro le estoy sacando la lengua a la muerte, cosa que hay que celebrar. De esta manera, de acuerdo a las estadísticas consultadas, ayer completé 318 millones y pico de respiraciones. 318 millones de veces la vida se impuso, el oxígeno entró al cuerpo y se transformó en energía para pensar, sentir y actuar.

Finalmente, me ha cogido con que tengo que celebrar que no soy una casualidad (mejor que me coja con eso y no con tirar piedras) y se me ha ocurrido escribirlo en verso:

Para yo poder ser quien soy ahora
tuve que haber nacido en este cuerpo
una tarde de mayo del setenta
impuntual y cubierto de excremento.
Tuve que dar patadas y moverme
al saber desde el vientre que era un hecho
que era esperado tanto por mis padres,
mis hermanas, mis tíos, mis abuelos

Tuvo mi padre que estirar los ojos
y encontrar su mujer en el momento
en que el amor pusiera de su parte
e hicieron entre dos un universo.
También tuvieron que cruzar caminos
cuatro vidas de mundos paralelos
para tener yo en mi nacimiento
cuatro apellidos de mis cuatro abuelos.
Y ocho personas mas se conocieron
y dieciséis más antes de ellos
y siguiendo la cuenta hacia el pasado,
cientos de miles que me precedieron
y sortearon las guerras y las pestes
y mil tragedias más sobrevivieron
para que pueda hoy, aquí y ahora
sentarme a divagar en estos versos.
Y murieron millones de personas
y millones de espermas que murieron,
pero el que llego a tiempo y a la meta
logro empezar la historia que les cuento…

Ya no supe seguirlo, pero la idea es esa, que me gusta este relajo de estar vivo, aunque me muero de sueño y tengo que despegarme del teclado ahora.
Ojalá "que cumpla muchos más", como me dijeron todos ayer. Y si no, ni modo, no me quejo. Si llegas a ir a mi velorio recuérdale a todos que me dejen ir tranquilo, que Amado Nervo lo dijo por mí y Marcela me lo recordó:
"Amé y fui amado / el sol acarició mi faz /
Vida, nada te debo / Vida, estamos en paz"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando yo sea grande, quiero escribir como tú!

Anónimo dijo...

Nunca lo dude, pero es interesante comprobarlo: escribes bien.
Me encanto aunque fuera por un ratito ser un pedacito del dia de tus 37.